“Solo cuando todos los perpetradores rindan cuentas podremos cumplir las expectativas que todas las víctimas tienen derecho a tener: que sus voces sean escuchadas y su sufrimiento reconocido, y que haya justicia por los crímenes cometidos contra sus seres queridos”, afirmó la Asesora Especial Alice Wairimu Nderitu.
El genocidio de Ruanda de 1994, alimentado por décadas de tensiones étnicas, resultó en la masacre de Más de un millón Tutsis y hutus moderados por milicias hutus extremistas y civiles.
Mientras tanto, el genocidio de Srebrenica de 1995 ocurrió durante la Guerra de Bosnia, cuando el ejército serbio de Bosnia ejecutó sistemáticamente a más de 8.000 hombres y niños musulmanes bosnios en la ciudad de Srebrenica y sus alrededores, que había sido declarada Zona segura de la ONU.
Si bien los tribunales internacionales tanto en Ruanda como en Yugoslavia lideraron los esfuerzos para lograr la rendición de cuentas por esos crímenes, hoy todavía hay más de 1.000 prófugos. genocidas de Ruanda y miles de presuntos criminales de guerra de la ex Yugoslavia que siguen en libertad, según la Sra. Nderitu.
Vincular la rendición de cuentas con la prevención
El Asesor Especial Wairimu Nderitu destacó la fuerte conexión que existe entre la rendición de cuentas y la prevención, advirtiendo que la falta de rendición de cuentas por las transgresiones pasadas sembrará las semillas de las violaciones del futuro.
Subrayó que el genocidio es el más grave de todos los crímenes debido a su intención “de borrar a un grupo nacional, étnico, racial o religioso de la faz de la Tierra”, añadiendo que “las ruedas de la justicia deben seguir girando, las voces de las víctimas deben seguir siendo escuchadas y todos los perpetradores deben rendir cuentas de sus acciones”.
La justicia es esencial pero no suficiente
Igualmente imperativa, en opinión del Asesor Especial, es la necesidad de promover la sanación y la reconciliación una vez que se haya oído la voz de la justicia y se hayan emitido los veredictos.
“La justicia es un requisito esencial para la curación y la reconciliación, pero no es suficiente”, afirmó.
Agregó que construir un futuro libre de los crímenes del pasado requiere esfuerzos sostenidos tanto de aquellos en posiciones de liderazgo como de todos los ciudadanos dentro de sus respectivas comunidades.