Natasha Khan siempre ha tratado la música pop como si fuera un hechizo; sus toques de bajo sintetizado y toques de letras fantásticas crean un brillo inconfundible. Durante casi 20 años actuando como Bat for Lashes, la cantautora se ha convertido en una experta soñadora: su último álbum, 2019. Niñas perdidas, fue escrita desde la perspectiva de una pandilla de motociclistas, y su teatralidad ha generado frecuentes comparaciones con Kate Bush. Luego, en 2020, Khan tuvo un bebé. Su cuerpo se volvió imposible de ignorar y su ternura inspiró su último álbum. Dedicado a la hija de Khan y que lleva su nombre, El sueño de Delfos ofrece varios experimentos intrigantes adyacentes al ambiente, hasta que su encanto se desvanece como un pensamiento a medio formar.
Para continuar con las comparaciones con Kate Bush, El sueño de Delfos es del propio Khan Aéreo. Como ese álbum de 2005, en el que una Bush típicamente enigmática describe a su hijo como un rayo de sol, El sueño de Delfos ve a Khan intercambiar sensualidad personal (los caballos salvajes y los besos llorosos de álbumes anteriores) por reflexiones más terrenales. El sueño A menudo suena como una versión recortada de la discografía de Khan, tomando sus amadas cuerdas, sintetizadores cursis de los 80 y tambores de conchas marinas y cortándolos en babosas translúcidas. El instrumental “Breaking Up” se mueve lentamente, como muchas de las agridulces canciones pop de Khan, con una imponente línea de bajo sintetizado que gorgotea como un estómago vacío. La arpista Mary Lattimore lanza estallidos estelares en la canción principal, coincidiendo con la tendencia de Bat for Lashes de usar cuerdas como edulcorante. Khan canta hipnóticamente sobre «luz de leche y ópalo». Todo es bonito, pero, en comparación con sus composiciones más sustanciosas, le faltan proteínas.
Khan es una maximalista eficiente cuando se lo permite, empapando todo con sintetizadores en cascada; cada segundo debería ser una cascada o un fracaso. El impulso de hacer las cosas más grandes se traduce bien en la música ambiental melódica que compone la mayor parte de El sueño, por lo que canciones como “The Midwives Have Left” tienen una encantadora flotabilidad parecida a la de un globo. La dulce voz de Khan se desvanece mientras se sumerge en un arrullo ingrávido, anidado en astillas de piano. Estos momentos son algunos de los más transportadores del álbum; recuerdan la mejor música experimental sobre la maternidad, como Médula por Björk. Algunas de las canciones en El sueño de Delfos están demasiado subdesarrollados y acaban disipándose en el aire. Pero son las letras de Khan, siempre tan llenas de gravedad y gracia, las que evitan que el álbum se estanque. “Recuerda que vienes de una espiral que se desarrolla”, canta Khan en “Carta a mi hija” con la mesurada percepción de la maternidad. En esta música, la maternidad suena tan sobrenatural como la sienten las personas que la experimentan.
Todos los productos presentados en Pitchfork son seleccionados de forma independiente por nuestros editores. Sin embargo, cuando compra algo a través de nuestros enlaces minoristas, podemos ganar una comisión de afiliado.