ABUYA,Nigeria — Los trabajadores públicos de Nigeria iniciaron el lunes una huelga nacional indefinida, tras negociaciones infructuosas sobre el salario mínimo y preocupaciones por los recientes aumentos en las tarifas eléctricas. La huelga paralizó varios servicios gubernamentales, aumentando las tensiones en la nación más poblada de África.
La decisión de hacer huelga se produjo después de que el Congreso del Trabajo de Nigeria (NLC) y el Congreso de Sindicatos (TUC) declararan que la negativa del gobierno a satisfacer sus demandas sobre el salario mínimo no les dejaba más opción que emprender una huelga. Los trabajadores también están protestando contra el aumento de las tarifas eléctricas, que, según dicen, ha exacerbado la carga financiera de los nigerianos comunes y corrientes.
Ayuba Wabba, presidente del NLC, anunció la huelga después de negociaciones fallidas con el gobierno, afirmando que a los trabajadores no les quedaba otra opción. «Hemos sido pacientes, hemos negociado de buena fe, pero la negativa del gobierno a cumplir nuestras demandas sobre el salario mínimo y el aumento injustificado de la tarifa eléctrica nos han obligado a tomar esta medida», afirmó Wabba.
La huelga ha afectado a varios sectores, incluidos la atención sanitaria, la educación y el transporte público, provocando perturbaciones generalizadas. Los hospitales funcionan con personal escaso, las escuelas han cerrado y las oficinas públicas están cerradas.
En respuesta, el gobierno nigeriano ha instado a los trabajadores a regresar a sus puestos, prometiendo abordar sus preocupaciones. Sin embargo, el ministro de Trabajo, Chris Ngige, destacó la necesidad de diálogo y advirtió que la huelga podría dañar aún más la frágil economía del país. «Estamos abiertos a negociaciones continuas e instamos a los sindicatos a considerar el impacto más amplio en la nación y sus ciudadanos», dijo Ngige.
El aumento de la tarifa eléctrica, que entró en vigor a principios de este mes, ha sido un importante punto de discordia. Muchos nigerianos han informado de un aumento en sus facturas de electricidad, lo que supone una presión adicional para los hogares que ya luchan contra los altos costos de vida. El gobierno sostiene que el aumento de tarifas es necesario para atraer inversiones al sector energético y mejorar el suministro de electricidad.
Mientras tanto, la cuestión del salario mínimo ha sido una disputa de larga data. El NLC y el TUC exigen un aumento de los actuales 30.000 naira (aproximadamente 78 dólares) a 50.000 naira (aproximadamente 130 dólares) por mes, citando el aumento de la inflación y el costo de vida. El gobierno ha expresado preocupación sobre su capacidad para satisfacer estas demandas sin afectar el presupuesto nacional y otros programas económicos.
La huelga ha provocado reacciones encontradas por parte del público. Algunos apoyan las demandas de los trabajadores, argumentando que el salario mínimo es insuficiente para cubrir los gastos básicos de subsistencia. Otros están preocupados por las posibles consecuencias económicas y la interrupción de los servicios esenciales.
«Entendemos la difícil situación de los trabajadores, pero la huelga está causando demasiadas dificultades a los nigerianos comunes y corrientes», dijo Adeola Abimbola, residente de Lagos. «Es necesario que haya un equilibrio entre atender las demandas de los trabajadores y garantizar que el país funcione sin problemas».
La comunidad internacional también está siguiendo de cerca los acontecimientos, y varias misiones extranjeras en Nigeria emiten avisos a sus ciudadanos, advirtiéndoles sobre posibles perturbaciones e instando a tener precaución.
Mientras continúa la huelga, el gobierno nigeriano se enfrenta a una presión cada vez mayor para encontrar una solución. El resultado de este enfrentamiento probablemente tendrá implicaciones importantes para la administración del presidente Muhammadu Buhari.