Djibouti, Djibouti— Decenas de miles de mosquitos genéticamente modificados (OGM) han sido liberados en Djibouti como parte de un esfuerzo pionero para detener la propagación de una especie de mosquito invasor que transmite la malaria. Desarrollados por Oxitec, una empresa de biotecnología con sede en el Reino Unido, los mosquitos macho Anopheles stephensi que no pican portan un gen que mata a las crías antes de que alcancen la madurez, impidiéndoles picar y transmitir enfermedades.
Esta es la primera vez que se liberan mosquitos de este tipo en África oriental y la segunda vez en el continente africano. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, se ha implementado con éxito una tecnología similar en Brasil, las Islas Caimán, Panamá y la India. Desde 2019 se han liberado en todo el mundo más de mil millones de mosquitos transgénicos.
El lote inicial de mosquitos fue liberado el jueves en Ambouli, un suburbio de la ciudad de Djibouti. Esta fase piloto es parte del Programa Djibouti Friendly Mosquito, una colaboración entre Oxitec Ltd, el gobierno de Djibouti, y Association Mutualis, una ONG.
“Hemos construido buenos mosquitos que no pican, que no transmiten enfermedades. Y cuando liberamos a estos amigables mosquitos, buscan y se aparean con mosquitos hembra de tipo salvaje”, dijo el director de Oxitec, Gray Frandsen.
Los mosquitos producidos en laboratorio portan un gen «autolimitado» que impide que las crías de mosquitos hembra sobrevivan hasta la edad adulta, mientras que sólo las crías macho sobreviven y finalmente mueren. A diferencia de los mosquitos machos estériles Anopheles colluzzi liberados en Burkina Faso en 2018, estos amigables mosquitos stephensi aún pueden producir descendencia.
La iniciativa tiene como objetivo frenar la propagación de Anopheles stephensi, una especie de mosquito invasor detectada por primera vez en Yibuti en 2012. En ese momento, el país estaba cerca de la eliminación de la malaria, con cerca de 30 casos registrados. Sin embargo, los casos de malaria han aumentado desde entonces, llegando a 73.000 en 2020. La especie ahora está presente en otros seis países africanos, incluidos Etiopía, Somalia, Kenia, Sudán, Nigeria y Ghana.
El Dr. Abdoulilah Ahmed Abdi, asesor de salud presidencial en Djibouti, enfatizó la urgencia de revertir el aumento de la transmisión de malaria durante la última década. “No hace mucho, [malaria] era extremadamente raro en nuestras comunidades», señaló el Dr. Bouh Abdi Khaireh, director de la Association Mutualis. «Ahora vemos que los pacientes de malaria sufren a diario en todo Yibuti. Hay una necesidad urgente de nuevas intervenciones”.
El pequeño tamaño de Djibouti y su población predominantemente urbana de poco más de un millón de personas han facilitado la puesta en marcha del nuevo proyecto contra la malaria. “La malaria es una enfermedad grave que realmente afecta nuestra salud. La gente realmente está esperando ver cómo estos amigables mosquitos nos ayudarán a ganar la batalla”, dijo Saada Ismael, un sobreviviente de malaria involucrado en los esfuerzos de preparación comunitaria.
A pesar de los posibles beneficios, el uso de organismos genéticamente modificados (OGM) sigue siendo controvertido en África. Grupos ambientalistas y activistas han expresado su preocupación por los posibles impactos en los ecosistemas y las cadenas alimentarias. Sin embargo, Frandsen, de Oxitec, aseguró que no se han documentado efectos adversos sobre el medio ambiente ni la salud humana durante la última década, durante la cual se liberaron más de mil millones de mosquitos modificados.
“Nuestro objetivo es garantizar que todo lo que liberemos al medio ambiente sea seguro y altamente eficaz. No hay impacto ambiental. No son tóxicos, no alergénicos y son específicos de cada especie”, añadió. Oxitec también aclaró que los genes genéticamente modificados no se encuentran en la saliva de los mosquitos, y aunque una persona sea picada, no quedará expuesta a los efectos de los genes.
El Dr. Abdi, asesor presidencial de salud, reconoció la controversia pero enfatizó el potencial de la nueva solución. Si tienen éxito, las pruebas de campo más amplias y el mayor despliegue de mosquitos continuarán hasta el próximo año en Djibouti.
La malaria sigue siendo una enfermedad mortal que mata al menos a 600.000 personas en todo el mundo cada año, y nueve de cada 10 de todas las muertes ocurren en el África subsahariana, según la Organización Mundial de la Salud. El innovador Programa Djibouti Friendly Mosquito tiene como objetivo reducir significativamente estas cifras y llevar esperanza a las comunidades afectadas por la malaria.