Israel ha criticado con vehemencia las afirmaciones de Sudáfrica ante el máximo tribunal de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), calificándolas de «sesgadas y falsas».
Esta controversia surge de intensas audiencias que comenzaron el jueves, donde Sudáfrica acusó a Israel de intentar «borrar [the Palestinians] de la faz de la Tierra» mediante sus operaciones militares en Rafah, una ciudad en el sur de Gaza.
Las fuertes declaraciones de Sudáfrica fueron parte de un desafío legal más amplio contra Israel, acusándolo de cometer genocidio en Gaza, una afirmación que Israel ha negado rotundamente por considerarla «extremadamente distorsionada».
El tribunal, al que Sudáfrica ya se había acercado en enero con estas acusaciones, fue testigo de cómo Sudáfrica presionaba aún más para obligar a Israel a permitir el «acceso sin obstáculos» a Gaza para trabajadores humanitarios, periodistas e investigadores.
El punto central de la actual disputa es Rafah, donde Israel inició un ataque militar contra Hamas hace 11 días. Esta operación ha provocado importantes problemas civiles, y las Naciones Unidas y otros organismos internacionales han advertido de graves riesgos para la población civil.
Según informes de la ONU, más de un millón de personas habían buscado refugio en Rafah y más de 630.000 han huido desde el comienzo del ataque.
A medida que avanzan las audiencias, la comunidad internacional observa de cerca, y Israel se dispone a presentar su defensa el viernes. Los resultados de estos procedimientos podrían tener implicaciones significativas para el derecho internacional y los esfuerzos humanitarios en la región.
El papel de la CIJ al resolver un asunto tan polémico pone de relieve la compleja interacción de argumentos jurídicos, relaciones internacionales y consideraciones de derechos humanos en juego.