Lomé, Togo — El parlamento de Togo aprobó una nueva constitución que extiende el mandato del presidente Faure Gnassingbé en medio de una importante controversia y acusaciones de apropiación del poder por parte de la oposición.
La reforma constitucional hace que el país pase de un sistema presidencial a un sistema parlamentario, supuestamente reduciendo los poderes del presidente al hacer que el papel sea en gran medida ceremonial.
Sin embargo, los críticos de la reforma argumentan que estos cambios efectivamente eliminan los límites de mandato, lo que potencialmente permitiría al presidente Gnassingbé permanecer en el poder hasta 2031.
Después de este período, podría asumir el recién creado papel de «presidente del consejo de ministros», similar a un primer ministro, continuando así el gobierno de larga data de su familia, que comenzó cuando su padre asumió el cargo en 1967.
La aprobación de los cambios por parte de los legisladores el mes pasado provocó un descontento público generalizado, lo que llevó al Presidente Gnassingbé a suspender las reformas para realizar nuevas consultas.
Pese a ello, el ministro de Derechos Humanos, Yawa Djigbodi Tségan, afirmó que las enmiendas «mejorarían la democracia en el país». Por el contrario, Brigitte Kafui Johnson, ex candidata presidencial y líder del partido opositor CDPA, ha criticado las enmiendas, calificándolas de flagrante «toma de poder».
En un esfuerzo por conseguir apoyo, los legisladores progubernamentales han realizado recientemente giras por todo el país, manteniendo debates supuestamente para «escuchar e informar a los civiles sobre la reforma constitucional». Estas discusiones se dirigieron principalmente a gobernantes consuetudinarios y grupos seleccionados, pero de estas consultas no se produjeron cambios sustanciales a las enmiendas propuestas.
Los esfuerzos de la oposición por desafiar los cambios han sido recibidos con represión.
El mes pasado, una conferencia de prensa organizada bajo el lema «No toques mi Constitución» fue disuelta por la fuerza por policías armados con porras, lo que puso de relieve la atmósfera tensa y las estrictas medidas del gobierno contra la disidencia.
Mientras Togo navega por estos cambios constitucionales fundamentales, la comunidad internacional y los observadores locales continúan observando de cerca, preocupados por las posibles implicaciones para la gobernanza y las libertades civiles en la nación de África occidental.