Mientras barrían con cuidado la roca volcánica de una de las muchas casas de Pompeya, los arqueólogos encontraron un fresco de una comida de aspecto muy familiar que se servía en un plato de metal: una pizza.
Aunque técnicamente no es un pizza y más de una focaccia redonda con aderezos, este hallazgo reciente es probablemente una de las representaciones más llamativas de la comida de fama internacional que se ha encontrado en los últimos años.
Alessandro Russo, un arqueólogo que trabaja en Pompeya explica que, aunque en el parque arqueológico existen pinturas de focaccia y otros panes planos con aderezos, este tiene un extraño parecido con lo que ahora conocemos como pizza.
“Aunque sus ingredientes son frutas secas y especias, está extremadamente bien definido y visualmente es muy similar a la pizza actual”.
Las culturas de toda la región mediterránea han estado colocando ingredientes en los panes planos durante miles de años, pero este fresco recientemente descubierto puede verse como una especie de antepasado de la pizza moderna.
La comparación es aún más relevante si se considera que Pompeya se encuentra a unos 30 kilómetros al sur de Nápoles, el lugar de nacimiento de la pizza moderna.
La pizza clásica tal como la conocemos hoy está hecha con dos ingredientes principales que no estaban disponibles hace 2000 años cuando se hizo esta pintura. El primero son los tomates que fueron traídos a Italia después de la colonización española de las Américas en el siglo XVI y el segundo es la mozzarella, que se habría vuelto popular alrededor del siglo XIII en la misma región que Pompeya.
Los aderezos de esta proto-pizza incluyen granada y posiblemente dátiles con una mezcla de especias o una especie de pesto.
Según un comunicado de prensa del Parque Arqueológico de Pompeya, el pan plano se sirve junto con una copa de vino y otras frutas en lo que parece ser parte de una ofrenda tradicional griega a los invitados que era común en el momento de la pintura.
Ofrendas similares se representan en alrededor de otros 300 frescos y obras de arte en el área de Pompeya en la provincia sureña de Nápoles.
Russo agrega que aunque este descubrimiento es un hallazgo emocionante, trabajar en el parque arqueológico trae una sorpresa todos los días. Desde las pequeñas cosas hasta los grandes hallazgos como este reciente, la humanidad y las peculiaridades de las personas del pasado cobran vida y forman un puente entre nuestras vidas y las de ellos.
“Trabajar aquí elimina el tiempo entre nuestra realidad y su realidad… es casi como si no percibieras que el tiempo ha pasado”.