Las fuerzas de seguridad patrullaron los cruces e impusieron una prohibición temporal a las motocicletas, ya que las autoridades temían otra ronda de protestas que han estallado esporádicamente desde que Sonko fue detenido por primera vez por el caso en 2021.
Sonko, de 48 años, está acusado de agredir sexualmente y amenazar de muerte a una mujer que trabajaba en un salón de masajes.
Una condena podría anular sus intenciones de postularse nuevamente para presidente en las elecciones del próximo año. Esa oferta ya está amenazada por una sentencia de prisión suspendida reciente en un caso de difamación por separado que ha apelado.
Sonko niega haber actuado mal y dice que los juicios tienen motivaciones políticas. El gobierno ha rechazado la acusación. El caso de violación se abrió el 16 de mayo, pero se pospuso de inmediato una semana después de que los abogados defensores dijeron que necesitaban más tiempo.
Sonko no estuvo en la corte el martes. Dijo a principios de este mes que ya no cooperaría con las autoridades judiciales a menos que se garantizara su seguridad.
La mujer que acusa a Sonko y el expropietario del salón de masajes, Khady Ndiaye, acusado de complicidad en la supuesta violación, estaban presentes. Los abogados de Sonko solicitaron otro aplazamiento y los abogados de Ndiaye pidieron más tiempo de preparación. Pero el fiscal desestimó sus demandas, lo que llevó a ambas partes a retirarse del caso.
“El objetivo aquí es una condena inmediata de Sonko para negarle sus derechos civiles”, dijo el abogado defensor Cire Cledor Ly.
La ausencia de Sonko impide que los abogados hablen en su nombre y significa que no podrá apelar si es declarado culpable. Dakar estuvo tranquilo y el tráfico en la hora pico fue más ligero de lo habitual, ya que muchos se quedaron en casa para evitar posibles disturbios.
Sonko y su partido han animado a sus seguidores a salir a la calle los días de juicio. Algunas multitudes se han vuelto ruidosas en el pasado, atacando supermercados y gasolineras y chocando con la policía antidisturbios, que utilizó gases lacrimógenos.
El exinspector de Hacienda se ha convertido en el rostro de la creciente frustración contra el presidente Macky Sall, acusado de volverse cada vez más represivo y de no mejorar los medios de vida desde que asumió el poder en 2012. Su gobierno lo niega.
La ira ha estallado por los rumores de que Sall usaría una nueva constitución, adoptada en 2016, para eludir los límites presidenciales y postularse para un tercer mandato en las próximas elecciones de febrero. No lo ha confirmado ni negado.