La calma ahora ha regresado a la mayoría de las áreas de la región etíope de Amhara, donde se han producido protestas mortales durante los últimos seis días.
Las empresas han reabierto y el tráfico volvió a los centros urbanos el miércoles después de la tensión del martes, cuando las protestas se convirtieron en violencia.
Al menos cinco personas han muerto en las manifestaciones provocadas por los planes para disolver las fuerzas especiales en la región e integrarlas a las fuerzas federales.
El gobierno dijo que el plan unificaría las fuerzas de defensa del país, pero los manifestantes dicen que dejaría a la región vulnerable a los ataques de otras regiones.
Las fuerzas de Amhara lucharon con las fuerzas federales contra los tigrayanos durante el conflicto que mató a miles, desplazó a millones y destruyó la infraestructura.
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Se impuso toque de queda en algunas de las ciudades que presenciaron protestas para ayudar a evitar que las agitaciones se intensifiquen aún más.
Amhara es la segunda más grande de las 11 regiones de Etiopía.
Los disturbios han presentado un nuevo desafío de seguridad para el gobierno del primer ministro Abiy Ahmed, ya que actualmente implementa un acuerdo de paz firmado para poner fin al conflicto en Tigray.
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