La sequía récord en curso en Somalia mató a unas 43.000 personas el año pasado, la mitad de ellos niños menores de 5 años, dijeron investigadores el lunes en el primer intento de estimar las muertes en todo el país.
Después de cinco temporadas de lluvia fallidas consecutivas, la mitad de los 17 millones de habitantes de Somalia necesitan ayuda urgente, dijo Naciones Unidas, aunque partes del país evitaron una declaración de hambruna el año pasado que algunos expertos esperaban.
La investigación, dirigida por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, encontró que la mitad de las muertes eran niños menores de 5 años y que la crisis podría ser peor que la última gran sequía de Somalia en 2017 y 2018.
La tasa de muertes podría aumentar en la primera mitad de 2023, según el informe, que proyecta muertes totales para este período entre 18 100 y 34 200.
“Estos resultados presentan un panorama sombrío de la devastación provocada por la sequía en los niños y sus familias”, dijo Wafaa Saeed, representante de la agencia de las Naciones Unidas para la infancia, mientras presentaba el informe en la capital de Somalia, Mogadiscio.
La Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC), que establece el estándar mundial para determinar la gravedad de una crisis alimentaria, dijo en diciembre pasado que la hambruna se había evitado temporalmente, pero advirtió que la situación estaba empeorando.
Francesco Checci, coautor del estudio, dijo que la falta de una designación de «hambruna» no debería distraer la atención de la escala de la crisis.
“Lo que en realidad estamos mostrando es que no es hora de reducir la velocidad en términos de financiamiento y respuesta humanitaria”.