Holanda repatrió 223 artefactos prehispánicos a México, gracias a la “cooperación activa” entre las dos naciones, anunció la Secretaría de Relaciones Exteriores de México la semana pasada.
en un declaración, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que supervisa la conservación y exhibición del patrimonio arqueológico de México, dijo que las 223 piezas prehispánicas devueltas por los Países Bajos datan de diferentes períodos que van desde el siglo XIII a. C. hasta el siglo XVI d. C. Los artículos son de varias culturas “en el oeste, las Tierras Altas Centrales, el Golfo de México y la región sureste”, agregó.
El acuerdo con los Países Bajos es el último de una decidida campaña del gobierno mexicano para recuperar su patrimonio cultural de las colecciones de museos y casas de subastas de todo el mundo.
En 2018, la administración del presidente mexicano Andrés Manual López lanzó #MiPatrimonioNoSeVende (#MyHeritageIsNotForSale), un movimiento destinado a disuadir a las personas de comprar y vender artefactos prehispánicos y precolombinos al explicar su importancia para el orgullo indígena y nacional. Hasta la fecha, el movimiento ha ayudado en la devolución de casi 9000 artefactos en todo el mundo, impulsando campañas de repatriación en otros países que sufren explotación cultural, como Irak y Camboya.
En agosto, el secretario de cultura de México, Frausto Guerrero, explicó las motivaciones del movimiento en un comunicado oficial, diciendo que el tema es “la restitución de la dignidad de quienes siempre han sido despojados y discriminados, de culturas que han resistido 500 años y que son vivos, y que merecen ser reconocidos en la grandeza de su pasado”.
Guerrero dijo que la administración trabaja con tres estrategias: la “entrega voluntaria” que sensibiliza sobre el tema de la restitución, las “incautaciones” vía ley y la “cancelación de remates” de artefactos.
En noviembre, el INAH denunció una reciente subasta en París que ofreció más de 60 artefactos arqueológicos precolombinos, instándolo a “reflexionar sobre los códigos éticos en torno a la comercialización de bienes culturales saqueados que contribuyen al despojo cultural”. En ese momento, los funcionarios mexicanos citaron una ley de 1934 en el país que prohíbe la exportación de objetos mexicanos de importancia arqueológica. La legislación, sin embargo, no es aplicable fuera de México, dejando a menudo el destino de los artefactos en manos de los subastadores.