Dina Boluarte juró el miércoles ante el Parlamento como la primera presidenta de Perú en 200 años de república y convocó a una tregua entre todos los grupos políticos para sacar al país sudamericano de una larga crisis y “extirpar de raíz” el cáncer de la corrupción.
La abogada de 60 años reemplazó a Pedro Castillo quien fue destituido «por incapacidad moral permanente» tras intentar cerrar el Parlamento en un acto que fue calificado por otras instituciones públicas como «golpe de Estado» y que fue criticado por Estados Unidos.
Boluarte era la vicepresidenta de Castillo desde que éste asumió en julio de 2021 y había ejercido hasta hace casi dos semanas el cargo de ministra de Desarrollo e Inclusión Social.
Carece de una bancada que la apoya en el Parlamento. En enero fue expulsada del partido marxista Perú Libre con el que Pedro Castillo llegó al poder. Afirmó que la sacaron porque no compartió los pensamientos del secretario general, el neurocirujano Vladimir Cerrón.
La nueva presidenta, domina el quechua y el español, y al igual que Castillo tampoco tiene experiencia en cargos políticos. Ha trabajado como funcionaria del registro nacional de identificación desde 2007 hasta 2021.
En su primer discurso ya con la banda presidencial dijo que nació en Challhuanca, una ciudad en los Andes del sureste de la región Apurímac. “Soy del país profundo, nací y crecí en un pueblito del Perú, soy la última hija de una numerosa familia, una familia que sufrió en la precariedad y creció con el aprecio de mis padres”, excluyen.
En consecuencia, afirmó que su gobierno se comprometía “a luchar porque los nadie, los excluidos, los ajenos, tendrán la oportunidad y el acceso que históricamente se les ha negado”.
Tras jurar en el Parlamento, Boluarte, vestida con un traje sastre de color crema, llegó al palacio presidencial y conversó en público probablemente con los guardias de su seguridad y pidió mantener un clima de confianza.
La nueva presidenta peruana debe completar el tiempo de gobierno de Castillo hasta el 28 de julio de 2026.
“He visto con repulsión cómo la prensa y los organismos jurisdiccionales han dado cuenta de vergonzosos actos de latrocinio en contra del dinero de todos los peruanos”, dijo en su discurso de asunción del cargo en el Parlamento frente a los legisladores que poco antes habían destituido un Castillo.
La primera mujer presidente de Perú afectó que Castillo había tratado “un golpe de Estado” que “no encontró eco en las instituciones de la democracia y en la calle”. Más temprano, había rechazado el intento de disolución del Congreso por parte de Castillo y agregó que esa decisión agravó” la crisis politica e institucional que la sociedad peruana tendrá que superar con estricto apego a la ley”.
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