Durante el discurso, un estruendoso aplauso recibió la mención de Xi de los éxitos percibidos, que van desde acabar con los brotes de COVID-19 hasta sofocar los disturbios en Hong Kong.
El aplauso más largo y sonoro vino por sus comentarios sobre Taiwán, pues afirmó: “La reunificación de la patria debe lograrse y se logrará”.
Xi no mencionó directamente la región noroccidental de Xinjiang, donde los países occidentales han acusado a China de abusos generalizados contra los derechos humanos contra las minorías musulmanas del país, principalmente los uigures.
«En Xinjiang vivimos una vida tan feliz, porque nuestro gran partido nos dirige… Como uigur, estoy muy agradecida de poder vivir aquí en China», dijo a la AFP Rehema Awuqi, de la delegación del partido en Xinjiang, después de la discurso.
En la semana previa al evento, Beijing se ha adornado con pancartas, exhibiciones y arreglos florales que ensalzan las virtudes del partido y la filosofía política de Xi, e instan a los espectadores a «dar la bienvenida con gusto» al Congreso.
Había una fuerte presencia de seguridad en la capital, con la policía haciendo guardia en las principales intersecciones y un mayor número de personal desplegado en los puentes peatonales de la ciudad.
El cónclave, en su mayoría a puertas cerradas, se lleva a cabo bajo la estricta política de cero COVID de China, con periodistas y otros asistentes encerrados desde el viernes en una burbuja segura de virus con uso obligatorio de máscaras y pruebas de PCR diarias.