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El gobierno de Kenia ha dado luz verde para el cultivo y la importación de cultivos y alimentos para animales genéticamente modificados.
La decisión pone fin a una prohibición de una década que se había impuesto debido a temores de salud.
Se produce cuando el país está experimentando una sequía devastadora, la peor sequía en 40 años que ha dejado a millones de personas enfrentando el hambre.
El gobierno del presidente William Ruto ha recurrido a los cultivos genéticamente modificados como una forma de ayudar a aumentar los rendimientos.
Según el gobierno de Kenia, el país necesita semillas resistentes a sequías, plagas y enfermedades.
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Hace una década, se prohibió la producción e importación de cultivos transgénicos debido a preocupaciones sobre posibles riesgos para la salud.
Claramente, fue una decisión impopular en Estados Unidos, que es el hogar de los principales productores de semillas modificadas genéticamente.
En julio, la administración de Joe Biden anunció una nueva asociación con Kenia que incluía el compromiso de impulsar el comercio en el sector agrícola.
A pesar de la perspectiva de mejores rendimientos, algunos temen que los agricultores se vuelvan demasiado dependientes de las reglas establecidas por empresas privadas extranjeras.
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Algunos cultivos transgénicos que se están investigando para su uso en África incluyen algodón, maíz, mandioca, caupí, sorgo, patata, plátano, batata, caña de azúcar, coco, calabaza y uva.
Los analistas dicen que un clima variable, la inestabilidad política y otras limitaciones han limitado el desarrollo agrícola en los países africanos al sur del Sahara.
Según ellos, los cultivos genéticamente modificados (GM) son una herramienta que puede mejorar la productividad agrícola y la seguridad alimentaria a pesar de tales limitaciones.
Hay otros críticos que se oponen a los cultivos transgénicos, argumentando que el control de las semillas estará en manos de los ricos y poderosos en detrimento de los agricultores comunes.
El mundo tiene los recursos para acabar con el hambre