Las autoridades argentinas investigaron este viernes si un ciudadano brasileño actuó por cuenta propia o siguió órdenes cuando intentaron atacar la víspera contra la vicepresidenta Cristina Fernández, una de las principales figuras políticas del país.
Del detenido, identificado como Fernando André Sabag Montiel, se sabe hasta ahora que es vendedor ambulante y reside en el país desde hace décadas, dijo a AP un funcionario que pidió no ser identificado por no estar autorizado a dar información sobre el ataque a la también exmandatario.
“No hay ninguna hipótesis confirmada” sobre si actuó solo o fue enviado por alguien, por lo que “todo es materia de investigación”, sostuvo el funcionario.
El hecho, ocurrido la noche del jueves en las mediaciones del edificio donde reside la exmandataria en Buenos Aires, ha generado una gran conmoción en el país y los determinantes del dirigente peronista tienen programada una manifestación en las próximas horas en la Plaza de Mayo.
Desde hace más de dos décadas Fernández es una figura central de la política argentina, donde ha ejercido como legisladora, presidenta durante dos mandatos consecutivos y ahora vicepresidenta.
Las aguas se dividen entre los que la admiran por considerar que es una defensora de las políticas sociales en favor de los sectores empobrecidos y los que la califican de demagoga y corrupta.
El brasileño, de 35 años, fue detenido el jueves por la noche después de apuntar con un arma de fuego a la vicepresidenta en lo que el mandatario Alberto Fernández calificó como un atentado que se frustró porque la pistola no se disparó.
El detenido reside en Argentina desde 1998 y la policía le encontró un cuchillo de cocina durante una revisión en las calles de la capital en 2021, pero no tiene antecedentes penales.
Imágenes del brasileño obtenidas de sus redes sociales, ahora inactivas, y difundidas por los medios de prensa locales lo muestran posando con sus manos y brazos llenos de tatuajes que, según los usuarios de redes sociales, están asociados con la simbología nazi.
El senador Oscar Parrilli, uno de los hombres más cercanos a la vicepresidenta, dijo a los periodistas que “Cristina está impactada y conmocionada” pero “tiene su espíritu y temple intactos, y en este sentido está bien”.
La jueza María Eugenia Capuchetti fue al edificio donde vive la vicepresidenta para tomarle declaración como testigo.
El presidente Fernández dispuso que el viernes sea feriado nacional luego de calificar la agresión ocurrida frente a la casa de la exmandataria como “el hecho más grave desde que hemos recuperado la democracia” en 1983 tras una dictadura militar de siete años.
Los colegios no abrieron sus puertas y apenas se percibe actividad en las calles de Buenos Aires y otras ciudades.
El papa Francisco expresó su solidaridad a la vicepresidenta. “Rezo para que en la querida Argentina prevalezcan siempre la armonía social y el respeto de los valores democráticos, contra todo tipo de violencia y agresión”, dijo el pontífice, de origen argentino, en un comunicado.
La agresión fue condenada por los dirigentes políticos de la región. Los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador; de Venezuela, Nicolás Maduro; de Bolivia, Luis Arce; de Chile, Gabriel Boric; de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Perú, Pedro Castillo; de Ecuador, Guillermo Lasso, y la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, sumaron en las últimas horas sus mensajes de condena al ataque
Los exmandatarios de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, y de Bolivia, Evo Morales, son algunos de los que manifiestan su respaldo.
El intento de magnicidio se produjo en momentos en que la vicepresidenta enfrenta el primer juicio que se le sigue desde que dejó la presidencia en 2015 por supuestamente haber desviado decenas de obras viales durante su gobierno a un empresario allegado, lo que ella niega.
Cientos de simpatizantes de la dirigente peronista se juntan todos los días frente a su vivienda para darle su apoyo después de que los fiscales del juicio soliciten para ella una condena de prisión de 12 años.
Ese pedido de cárcel ha alcanzado la crispación política en Argentina entre aquellos que apuntan contra la vicepresidenta y los militantes del frente oficialista que se movilizan permanentemente en su apoyo.
El agresor fue detenido segundos después de haber apuntado a la vicepresidenta y cuando ella se acercaba a saludar a la multitud que la esperaba en las mediaciones del edificio donde residen.
La exmandataria salió ilesa porque el arma no se disparó aparentemente por un problema técnico.
Hasta hace unos días había una fuerte presencia de la policía de Buenos Aires en los alrededores del edificio de la exmandataria, pero tras enfrentamientos durante el fin de semana con sus simpatizantes, la seguridad de la vicepresidenta se redujo a sus custodios y unos pocos agentes de la policia federal.
El senador Parrilli reconoció que “sin dudas va a haber un replanteo en toda la manera y la forma en que (la ex mandataria) se contactaba con la gente”.
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