La semana pasada, las autoridades de Hong Kong enfurecieron a los amantes de las mascotas con una orden de sacrificar más de 2200 hámsteres después de rastrear un brote hasta un trabajador en una tienda donde 11 hámsteres dieron positivo.
A las personas que en las últimas semanas habían comprado hámsters -mascotas populares en los apartamentos de la congestionada ciudad- se les ordenó entregarlos para someterlos a pruebas y lo que el gobierno describió como «despacho humanitario».
En los últimos días, miles de personas se han ofrecido a adoptar hámsteres no deseados en medio de una protesta pública contra el gobierno y sus asesores sobre la pandemia, que la oficina de la líder de Hong Kong, Carrie Lam, calificó de irracional.
El vínculo entre los hámsters y la transmisión humana sigue sin ser concluyente, pero los funcionarios del gobierno han dicho que la represión aún era necesaria como medida de precaución.
Hong Kong ha seguido durante meses una estrategia de «covid cero», lo que la convierte en una de las principales ciudades más aisladas del mundo, con vuelos reducidos en un 90 por ciento.
Sin embargo, actualmente está lidiando con un brote de Omicron, y el gobierno anunció el jueves que extendería las restricciones en toda la ciudad hasta el 17 de febrero.
Las escuelas, los parques infantiles, los gimnasios y la mayoría de los lugares están cerrados, mientras que decenas de miles de personas deben hacerse pruebas diarias de coronavirus.