El Atlético Mineiro alcanzó la final de la Copa Libertadores tras empatar el martes sin goles ante River Plate (3-0 en el global).
Gracias a una victoria dominante en el partido de ida, el club brasileño estaba en el asiento del conductor mientras entraban en lo que hubieran esperado que fuera una atmósfera loca, y loca lo era.
Los fanáticos de River Plate inundaron el Estadio Más Monumental con fuegos artificiales, bengalas y vítores ensordecedores para unir a su equipo en un cambio histórico. Las escenas crearon una discusión sobre si era el La mejor entrada a un estadio de fútbol jamás vista.
Los anfitriones utilizaron ese apoyo para controlar el partido de vuelta, pero su actuación fue deficiente. El club argentino registró 16 tiros a uno en los primeros 45 minutos, pero sólo dos intentos dieron en el blanco.
Mientras tanto, el portero Franco Armani se vio obligado a intervenir varias veces para rechazar a Deyverson y salvó un disparo en la línea contra el desarrollo del juego.
El tiempo favoreció al Atlético Mineiro y presionó a River plate en el segundo tiempo. Como era de esperar, los anfitriones dominaron el partido estadísticamente, acumulando un total de 35 intentos además de introducir cinco suplentes.
Pero todo terminó en desamor con el pitido final, ya que el plan de juego defensivo del Atlético Mineiro impidió cualquier intento de remontar. El portero Everson salvó los seis disparos de River Plate, liderados por Maximiliano Meza y Claudio Echeverri.
El equipo brasileño se enfrentará ahora a Peñarol o Botafogo en la final.